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La Conselleria de Medio Ambiente permite actuaciones de limpieza en Utiel-Requena, pero no en el Alto Mijares.
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El riesgo de incendios y plagas se dispara al quedar miles de árboles caídos en el monte tras los temporales.
«Lo que estamos recogiendo ahora es el fruto de la falta de una política forestal desde mediados de los años 80». Con esta rotundidad se expresa Fernando Pradells, gerente de Amufor (Asociación de Municipios Forestales de la Comunitat), para explicar la situación actual de los montes en la Comunitat. Los temporales de este invierno han hecho mucho daño y han dejado miles de árboles caídos que si no se retiran rápidamente antes de que llegue el calor pueden convertir el monte en un polvorín o favorecer la expansión de plagas, según las distintas fuentes consultadas.
El problema de los bosques valencianos va mucho más allá. Según Pradells, «no ha habido política forestal y ahora pagamos las consecuencias». Apenas han pasado dos meses desde que la nieve caída a mediados de enero causó una verdadera tragedia en los montes de Utiel, Requena, Buñol y Sinarcas, las zonas más dañadas de la Comunitat con diferencia. Junto a ellas también se vieron muy afectadas algunas zonas del interior de Castellón, especialmente la zona del Alto Mijares, que ha sido calificada por el presidente de la Plataforma Forestal Valenciana, José Vicente Oliver, como uno de los grandes polvorines de la Comunitat (junto al Macizo del Caroig). Pero en este caso la Generalitat no ha sido tan ágil en las ayudas como en el caso de la zona Requena-Utiel.
Los daños también fueron notables en el macizo del Caroig (en la zona de Cofrentes, en el interior de la provincia de Valencia). En total, el coste de los destrozos causados por el temporal rondan los cinco millones, según estimaciones de la Conselleria de Medio Ambiente.
El destrozo ha sido tal que los restos que han quedado únicamente sirven para hacer biomasa y a veces ni eso. Los daños son de tal volumen que ni las serrerías pueden aprovechar los pinos. El fuerte viento acompañado por el viento atravesó Buñol, Siete Aguas, Requena, Utiel y llegó hasta Sinarcas arrastrando todo lo que encontraba a su paso en la cara sur y sureste de las montañas.
Al desastre medioambiental se suma el daño económico. El valor de la madera podría situarse sobre los siete u ocho euros al mes. Ahora hay zonas donde algunos propietarios estarían dispuestos a pagar para que les limpiaran el monte.
Para el jefe comarcal de los agentes medioambientales de la zona Utiel-Requena, José García, lo importante es que «hemos conseguido que las empresas entren en seguida, algo básico, ya que no tenemos prácticamente tiempo antes de que llegue el verano».
En este sentido, señaló que hasta ahora las empresas que han entrado son profesionales y «saben lo que hacen». Expresó su extrañeza por algunos anuncios de la Conselleria sobre la posible contratación de personal del Servef para la limpieza del monte. «No sirven, para hacer esto hay que saber qué se corta y cómo porque sino creas más problemas que aportas soluciones», aclaró.
García explicó que una vez se tuvo una dimensión del desastre causado por el temporal «empezamos a trabajar con la Conselleria de Medio Ambiente que ha permitido que rápidamente los propietarios privados empiecen a retirar los pinos caídos». García puntualizó que toda esta labor se está realizando bajo la supervisión de los agentes medioambientales.
Por otro lado, aclaró García, la Conselleria de Medio Ambiente ha autorizado a los ayuntamientos a que hagan subastas para que las empresas interesadas puedan participar y quedarse la recogida de los residuos. Sinarcas ya tiene empresa mientras que Utiel está en proceso de sacar la subasta.
Las fuentes consultadas insisten en la urgencia. «Hay que acabar cuanto antes, pese a que son conscientes de que el trabajo no estará concluido antes del verano», dijo.
Por ello la metodología establecida por los agentes forestales es actuar primero en los márgenes de los caminos y pistas forestales para que la gente vea que está limpio y sirva como elemento disuasorio. Además, se pretende evitar que cualquier descuido como una colilla que lance alguien desde el arcén prenda en la madera. A continuación se irán hacia el interior de la montaña. «Pero tenemos trabajo para largo», adujo.
Por su lado, Oliver lamentó que estas medidas no se hubieran tomado en la zona del Alto Mijares, también muy afectada por el temporal «y que es un polvorín». «Somos conscientes de los escasos recursos, pero la situación allí es muy grave», dijo.
Sin política forestal
El gerente de Amufor, Fernando Pradells, se mostró mucho más crítico. Afirmó que la Comunitat Valenciana no ha tenido una política forestal desde 1985. «No se trata de un problema creado por una administración sino de varias en el tiempo. Es un déficit histórico que ahora sufrimos», explicó.
Pradells coincidió con García en que hay que actuar cuanto antes. «No se pueden dejar los restos en el monte», adujo, ya que una vez se sequen se pueden convertir en un inmejorable combustible para un incendio forestal o en un foco de atracción de plagas.
Para el secretario de los municipios forestales el problema real no fue el temporal sino el estado del bosque, el abandono que ha sufrido la gestión en las últimas décadas. Pradells apuntó que los resultados de una política silvícola se ven a los 20 o 30 años «y ahora comprobamos lo que pasa lo que pasa tras tanto tiempo con los bosques medio abandonados». Añadió que el bosque necesita podas y aclarados cada cierto tiempo para que los árboles se puedan coger con fuerza y evitar que el peso de la nieve o un fuerte vendaval sea capaz de tumbarlos, como ha sucedido este invierno.
El dirigente de Amufor puntualizó también que el problema ya no es tanto de que la administración aporte más o menos fondos sino de que deje actuar y no ponga problemas a los propietarios de las fincas forestales. «Que los expedientes se tramiten y se resuelvan, que se apliquen adecuadamente las políticas de protección de forma que se pueda actuar en las zonas en las que se debería y no prohibirlo».
«Con un monte ordenado en el que hay clareos y podas cuando están previstas, los árboles están preparados para afrontar estos temporales», explicó. «Estamos hablando de que dejen trabajar a los propietarios», apuntó.
En este sentido, las fuentes consultadas indicaron que hay más superficie forestal que nunca, pero nunca había estado en peor situación.
La Comunitat Valenciana, en este sentido, se enfrenta a un grave problema de despoblación rural, de forma que el bosque cada vez va ocupando más terreno. De hecho, la valenciana es la primera autonomía en número de hectáreas de cultivo abandonadas, de forma que en los últimos años se han perdido 163.000 hectáreas, el 20% del suelo agrario hoy el 17,5% del total de España.
El problema es que la masa forestal crece desmesuradamente y sin cuidados, con los trabajos de silvicultura pertinentes se puede convertir en un grave problema para generaciones futuras.
Fuente: Diario Las Provincias. Juan Sanchis