El hacha es una de las primeras herramientas fabricadas por el hombre, y en su larga historia de vida ha sufrido muy pocas modificaciones. De ahí nace lo revolucionario de la re-invención de esta herramienta tan primitiva.
El origen del hacha debe situarse en el Paleolítico Inferior, la etapa inicial de la Edad de Piedra. Las piedras de sílice talladas en forma amigdaloide, y las de diorita o basalto pulidas en uno o dos extremos, y a veces con una muesca en medio, se sujetaban con fuertes ligaduras a un palo, formando con él ángulo recto, y servían como arma ofensiva en las luchas entre los hombres o contra los animales salvajes.
En los miles de años que han transcurrido desde la Edad de Piedra, el diseño del hacha no ha cambiado practicante en nada.
Eso hasta ahora, el finlandés Heikki Kärnä decidió rediseñar la vieja hacha, lanzando una versión más eficiente de la herramienta. Bautizada como “Vipukirves”, el hacha de Kärnä, en vez de formarse con una hoja simétrica como las tradicionales, posee una hoja que carga el centro de gravedad (agregando más masa) sobre uno de los lados.
Esta pequeña innovación hace que la Vipukirves no funcione sólo como una hoja que penetra en el tronco. Sino que al hacer impacto sobre la madera, esta nueva hacha también ejerce una fuerza lateral que provoca la abertura hacia uno de los lados, como si se tratara de una palanca.